¿Qué es la inteligencia artificial?

Podemos definir Inteligencia Artificial (IA) como la aplicación de una serie de técnicas que permiten a las máquinas imitar una forma de inteligencia real. La IA se está implantando en un número creciente de áreas de aplicación. Se aplica, cada vez más, en aquellas tecnologías que requieren una alta precisión. Diariamente, aparecen artilugios basados en inteligencia artificial.

¿Qué es el “Test de Turing”?

Este concepto nació, aproximadamente, en 1950 gracias al matemático Alan Turing. En su libro Computing Machinery and Intelligence, Turing hizo una exposición sobre la posibilidad de aportar una forma de inteligencia a las máquinas. Describió una prueba que conocemos como el “Test de Turing”, en el que un sujeto interactúa a ciegas con otro humano y luego con una máquina programada para formular respuestas significativas. Si el sujeto es incapaz de notar la diferencia, entonces la máquina ha superado la prueba y, según el autor, puede considerarse realmente “inteligente”.

¿Cuáles son algunas de las empresas que han apostado por desarrollos en inteligencia artificial?

Todas las grandes empresas del mundo de la informática como Google, Apple o Microsoft, etc., trabajan, actualmente, en desarrollos inteligencia artificial, intentando aplicarlos a algunos ámbitos específicos. Cada una de ellas ha creado redes neuronales artificiales formadas por servidores que pueden procesar cálculos pesados dentro de gigantescas bases de datos.

Ejemplos de inteligencia artificial

La visión artificial, por ejemplo, permite a la máquina determinar con precisión el contenido de una imagen y, a continuación, clasificarla automáticamente según el objeto, el color o la cara que se haya visto.

Los algoritmos son capaces de optimizar sus cálculos a medida que realizan el procesamiento. Así es como los filtros de spam se vuelven más y más eficientes a medida que el usuario identifica un mensaje no deseado o, por el contrario, trata los falsos positivos.

El reconocimiento de voz está en auge, con asistentes virtuales capaces de transcribir lo que se dice en lenguaje natural y luego procesar las peticiones, ya sea respondiendo directamente mediante una síntesis de voz, o con una traducción instantánea, o haciendo una petición relacionada con el pedido.

¿A dónde llegaremos con la inteligencia artificial?

Las posibilidades de la inteligencia artificial parecen crecer exponencialmente. En los últimos años, hemos pasado de un simple chatbot a utilizar la inteligencia artificial para ayudar a tomar decisiones cruciales, ya sea en el ámbito médico o militar. Con campos de aplicación tan diversos, la necesidad de expertos en datos se hace sentir en muchas industrias. Esto es especialmente cierto en los sectores de la banca y los seguros, que no han dudado en prepararse para los puestos de trabajo del futuro, con escuelas especializadas y cursos de formación para convertirse en analista de datos, por ejemplo. Mientras que en 2015 el mercado de la inteligencia artificial pesaba 200 millones de dólares, se estima que en 2025 ascenderá a casi 90.000 millones de dólares.

Sus límites no cesan de retroceder y ha pasado a estar presente cada día con nuevos avances. Y no sólo las de los científicos. La inteligencia artificial (IA), antes estrictamente de ciencia ficción, está entrando poco a poco en nuestras vidas. Y las posibilidades que ofrece van mucho más allá del poder destructivo de Terminator. Solo tienes que hablar con tu asistente de Google para comprobarlo.

Detrás de la inteligencia artificial hay una multitud de dispositivos que tienen un denominador común: el aprendizaje automático. Esta tecnología permite almacenar una gran cantidad de datos en un cerebro o red neuronal virtual. Se distingue entre inteligencia artificial fuerte y débil. El primero incluye máquinas capaces de actuar de forma inteligente, pero también de asimilar conceptos abstractos y tener una conciencia real cercana a los sentimientos experimentados por los seres humanos. Las máquinas que se limitan a resolver problemas entran en la categoría de inteligencia artificial débil.

¿Para qué sirve la inteligencia artificial y dónde se utiliza?

Los campos de aplicación de la inteligencia artificial son numerosos. Está presente en las cámaras de los smartphones. En el modo nocturno, puede adaptar la colorimetría al entorno, y devolver a una fachada iluminada su brillo original para reproducirla fielmente en su fotografía.

En fotografía, la IA también se utiliza para detectar escenas específicas, para estabilizar la cámara o para optimizar la precisión del zoom. El reconocimiento facial es otra tecnología que ha hecho posible la inteligencia artificial. Se utiliza para reconocer al usuario de un teléfono móvil, pero también a mayor escala para identificar a las personas, por ejemplo en los aeropuertos.

La inteligencia artificial, también, se está introduciendo en el ejército (por ejemplo, para la toma de decisiones en los drones), en el sector financiero (evaluando los riesgos de una operación como la concesión de una hipoteca), en la medicina (diagnosticando enfermedades oculares), en la robótica, en los videojuegos (animando a los personajes no jugadores), en el transporte (gestionando el tráfico en el transporte público) y en la industria (estableciendo sistemas de mantenimiento para hacer frente a los problemas de producción).

¿Cómo funciona la inteligencia artificial?

Las máquinas dotadas de inteligencia artificial memorizan comportamientos. Este trabajo de memorización les permite resolver problemas y actuar correctamente en una situación determinada. Este aprendizaje se realiza con la ayuda de bases de datos y algoritmos. Este complejo trabajo ayuda a la máquina a medir la importancia de un problema, a cribar las posibles soluciones y las situaciones pasadas similares para actuar correctamente.

En realidad, es un sistema estadístico sofisticado y muy potente que lleva a la máquina a tomar una decisión o a comportarse como se espera. Para medir su grado de inteligencia, una máquina se somete al test de Turing. Esta prueba lleva el nombre del inventor de la IA, Alan Turing. Este matemático británico fue uno de los primeros en preguntarse, en 1950, como hemos señalado al inicio de este texto. si una máquina era capaz de pensar. La prueba de Turing consiste en comunicarse con la máquina y pedirle que cree algo con criterios precisos que debe respetar. Es evidente que la inteligencia artificial tiene un gran y apasionante recorrido por delante.